Escribe
Toma una hoja, levanta el lápiz, mantiene la goma cerca por eventualidades. Acerca la vista a la hoja, nota algo raro, definitivamente no se equivoca, la hoja está todavía en blanco, por momentos no lo cree. Decide tomar otro lápiz, para repetir el accionar previo, el de escribir, pero se da cuenta de que este lápiz no tiene mina, desapareció mágicamente piensa él, porque ese lápiz estuvo siempre en el mismo lugar, en la misma posición sin que nadie lo tocara. Espera un instante, para analizar la situación, decide buscar otro lápiz, este si tiene mina, pero vaya uno a saber por qué no escribe, como el primero de todos, pero este ni siquiera deja una marca sobre la hoja, como hacen las lapiceras sin tinta, tal como lo hizo el primer lápiz. Comienza a desesperar, su único medio de descarga, su gran afición de años, se ve imposibilitado de realizarlo, vaya uno a saber por qué, o quizá... por quién. Su mente estalla de ideas, su inspiración es abismal, pero su capacidad de expresión está l