Ellos dos

-Sentirse bien- Decía él mientras su cabeza acompañaba con un gesto de aceptación.
-Puede ser, quizás lo vuelvas a experimentar, pero la primer vez es la mejor, a veces...- Respondía una voz lejana que quebraba el aire, solo un suspiro se sintió sobre estas palabras.
No decían nada más, como si la afirmación los hubiese dejado pensando al respecto. Y así seguían, inmóviles, duros, pensativos... Se miraban unos a otros, y esas miradas decían más que mil y un palabras, hasta que alguien intento romper el silencio, pero no lo logró porque el aire que entraba en su nariz no era el suficiente como para expulsar sonido alguno.
Unos se levantaron y se retiraron, despidiéndose con solo un gesto, sin necesidad de expresar palabra... Hasta que ellos dos necesitaron alejarse del grupo, y hablar más privadamente. Alejándose del grupo no sabían de que hablar, ella irrumpió el silencio con un tema simple, pero excelente para romper el hielo. Las horas pasaban, y ellos dos, solos, sabían que debían hablar del tema principal, pero no se animaban, podría ser miedo, ¿quién lo sabe?.
Pero no se resignaban a no hablar, tranquilos paseaban y hablaban, a veces se sentaban pero nunca dejaban de hablar. Solo a veces lo hacían, se miraban a los ojos, intercambiaban destellos de mirada y seguían hablando. Ciertas veces la situación era tensa, pero el tiempo y la razón calmaban todo, y así se fueron haciendo más fuerte. Nunca lo van a admitir pero siempre dejaron un mensaje en el otro, un te quiero que nunca se va a borrar...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Estupefacientes

La risa del peón

Botija de ciudad