Blanca noche

Una noche como todas y dos almas que se encuentran y desencuentran, la miseria y el dolor se juntan en una sola sensación: deseo. Nadie sabía lo que podía suceder una vez que las luces se apaguen, por eso todos estaban expectantes de cualquier acontecimiento en la cercanía. Minuto a minuto la tensión, la impaciencia, la impostura crecía, solo querían verlos allí. Divagaban por sus humos, cantaban al unisono, insultaban, saltaban, festejaban, agitaban; en fin, se divertían. Cada minuto era más largo que el anterior, tal era la ansiedad que solo podían gritar para apaciguarla.
La máxima expresión de la solidaridad, compañerismo, ayuda se acercaba dando un golpecito previo, como para no tener que esperar tanto. Cantando sobre la vida, la insurrección, el dolor y la bronca del pueblo. Pequeños pero gigantes ahí arriba donde todos se sienten más chicos, a veces. Nada los detenía, pero su emoción era gigante, su posibilidad de estar ahí no la pagaban con nada. Los aplausos los hacían crecer, ellos se sentían, simplemente, felices o emocionados.
Una fiesta de razones, rock & roll, murga y folklore se acercaba, todos ansiosos la esperaban. Tan cerca, tan lejos, nada los separaba, solamente una masa de personas. Festejos, alegrías, amores, todo junto en aquél sitio que por momentos pareció muy pequeño para tanta fiesta. Saltaban, gritaban, cantaban, festejaban al unisono, con él o sin él. Desde Cuba hasta las Malvinas agitaron en sus letras, sin dejar en el medio a Japón, en un salto de alegría de la más linda pena. En un final bien finoli deleitaron a todos los buenos psicópatas que se encontraban alli, en medio de un mundo de enanos. Si no hay mal que por bien no venga, que bien te trajo hasta aquí...

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