Carta a un desconocido

Entre la nada y el todo.

Estar entre la nada y el todo, como parte de algo que ni siquiera sabemos que es. Ser quienes creemos que somos, o lo que realmente ven que somos, ser alguien, o no ser nadie, mejor dicho: no ser. Podés decir muchas cosas, que jamás alguien te va a oír, o no decir nada, y que todo el mundo te este escuchando; podés arrancarte la piel a gritos, derribar paredes a puñetazos, putear por lo alto o por lo bajo, resignarte o seguir luchando; pero nada de eso tiene validez si no sos algo. ¿Quién sos para el mundo cuando el mundo está derrumbándose y no le prestas atención? Sos un hijo de puta, acá, en Hawaii y en la China comunista. Podrás creerte el dueño de la verdad, el "deschabetador" de las cosas, de los hechos, pero si no sabés manejar la información que tenés, no sos nadie. Vas a ser un ente, o sos la nada, que es no ser, no sos consciente de lo que sos, no existis, sos un cero a la izquierda, para él, para ella, para ese otro, para esa otra, para todos, hasta para vos mismo no sos nadie.
¿Encontraste alguna vez la respuesta a la pregunta, la solución al problema? Yo creo que no. Creo que sos un perdido eléctrico (sí, otra vez el Indio es la inspiración en forma de aforismo), un pedazo de nada, en un mundo hecho de nada, en donde todo lo perdés a causa de no ganar nada más que odio, repulsión, la revolución dónde está, pues entonces me pregunto. Si no podés revolucionar tu cerebro como pretendés revolucionar un mundo entero, ni siquiera vas a poder revolucionar la mierda que pisas, porque, básicamente, no tenés la capacidad de cambiar nada. Y es así... o te revelás o te consumís, y vos solo te consumís lentamente.
Algún día, quizás, entiendas que muchas cosas no pasan por vos, y que las que sí pasan por vos, las tenés que tratar con cuidado, pero veo, evidentemente que sos el cabezadura de siempre, hombre vacío de todo, vacío de ser hombre. Dichas estás violentas palabras a un tercero que algún día conoceré, me doy cuenta de que todo es tan simple, si lo mirás desde tu cama o de tu sillón y que cuando está ahí es más complejo que vos mismo, no es que quiera extenderme más en este relato contra alguien que se porta mal (y los hay muchos en este mundo) y no lo reconoce. Pero quiero finalizar diciendo una sola cosa más: yo no soy quien para decir que es lo que tiene que hacer o decir, así, que haga su vida, pobre infeliz (a mis ojos, claro está).
Suerte en tu vida. Adiós.

Firman: Todos y nadie a la vez.

Comentarios

  1. Si no podés revolucionar tu cerebro, ¿cómo pretendés revolucionar un mundo entero?
    Sabias palabras hermanito. Para algún perdido eléctrico, en algún universo eléctrico que no es, no es nadie. Vos sí sos. Yo sí soy. Y te agradezco por eso. Por ser y por ser en mí. Por ayudarme a ser. Y más que nada, por estar en ese lugar tan importante de mis días.

    ResponderEliminar
  2. veo, evidentemente que sos el cabezadura de siempre, hombre vacío de todo, vacío de ser hombre.

    [b]tuspropiaspalabrasteapuñalanporlaespalda[/b]

    ResponderEliminar
  3. Cuando uno tiene razón, tiene razón...

    ResponderEliminar
  4. Y una vez que tenés el cerebro revolucionado, y que te volvés adicto a esa sensación... como se hace, eh!? cómo se hace para que eso sea una revolución de las acciones, una revolución en el mundo?

    ResponderEliminar
  5. Se transmite, como todo en la vida, cuando uno logra el climax mental, el nirvana, o lo que fuere, debe transmitirlo. Es complicado creer que las personas pueden hacer esto realidad, pero creo que sí, que se puede, prefiero ser un idealista a ser un resignado a vivir en la nada, en lo que los demás me proponen. Busco que todo el mundo piense por si mismo, fuera de todo lo que es la publicidad, la propaganda, la televisión y toda la mierda que nos implantan día a día, es cuestión de tomar consciencia.
    La revolución es AHORA.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Estupefacientes

La risa del peón

Botija de ciudad